DOS NOTICIAS DE 1929

La Libertad

Medellín en 1929.

       Este año se inauguró la Exposición Iberoamericana de Sevilla, para la que se encargó a Fernando Garrorena un reportaje fotográfico sobre Extremadura. Presumiblemente fue en la primavera de ese mismo año cuando el equipo de Garrorena fotografíó Medellín. Un año antes, había visitado Extremadura Ruth Matilda Anderson, fotografiandola la Hispanic Society of America.

       Gracias a la labor de documentación de un amigo de La Coronada -D. Juan José Arias-, al que agradecemos su desinteresada colaboración, hemos accedido a dos noticias curiosas del Medellín de ese año. Una sobre uno de los pendones o estandartes que adornan nuestro Ayuntamiento, otra sobre un cuadro de Hernán Cortés -posiblemente el que fotografiara J. R. Mélida, hoy desaparecido-, y otras sobre la plantación de eucaliptos en la Carretera de la Estación, tradiciones y ecos de la sociedad de la villa...

   


Para saber más...

 1. MEDELLÍN EN LA DÉCADA PREVIA A LA GUERA CIVIL (1926-1936).

            "La ausencia archivos parroquiales y municipales [1] en que la Guerra Civil dejó sumida a la villa, hace extremadamente difícil recabar información fidedigna de este período. A nivel histórico, Medellín vive reflejada en su Corporación municipal el convulso cambio ocurrido con motivo del paso de la dictadura de Primo de Rivera a la II República. Los alcaldes ‘constitucionales’[2] en esas fechas fueron: Don Antonio Pulido Molina, maestro nacional (alcalde entre 1926 y 1928), D. Juan Cerrato Carmona (1929 y 1930), D. Pedro Muñoz Moreno (1931), D. Francisco Ruiz Díaz (1932, una vez proclamada la II República, y volvería a serlo en 1936) y D. Pedro Palma Paredes (1933, 1934 y 1935).

            Desde el arreglo parroquial de la Diócesis de Plasencia de 1896 habían quedado suprimidas tres de las cuatro parroquias que tuvo Medellín. En 1916 Medellín contaba en el casco urbano con 300 casas de una planta y 123 de dos, y fuera de él con 27 y 4 respectivamente, pero no quedaba prácticamente nada de los palacios y casas señoriales, abandonados y destruidos a lo largo del final del siglo XVIII y durante el s. XIX.

                     “Desconcierta a cualquier peregrino la llegada […] a la plaza de Medellín. La villa de Hernán Cortés, que esperábamos -hermana de Trujillo, la de Pizarro-, se ha desvanecido. No veo caserones solariegos, ni portaladas, ni ventanales góticos o renacentistas, ni columnas, ni arcos… Lo que hubiera en el siglo XVIII, poco o mucho, lo ametralló y arrasó la invasión francesa.”[3]

 

            La primera impresión que suscita en Luis Bello la visión del ambiente de calle metellinense es la de encontrarse con un pueblo sin vida pero en el que, sin embargo, aprecia el profundo interés por formarse que tienen sus habitantes y la inquietud municipal por favorecer la educación:

            “Lo inesperado es encontrarse con un pueblo que parece muerto, o por lo menos condenado a muerte, que no llega a dos mil habitantes y que llena de chicos cuatro escuelas. Aquí no hay descuido […]. Cada maestro tiene más de noventa niños de matrícula. Asisten con bastante regularidad, […] con tal interés, que pronto va a construir el Ayuntamiento un grupo de otras cuatro escuelas.”[4]

 

 Fig. 1. Vista del puente de 1630, el castillo, Portaceli y la antiguas parroquias de

San Martín y Santiago. Fotografía: Fernando Garrorena. (c.a. 1929)

             De esta época queremos destacar algunos hechos que rompen la monotonía de la vida rutinaria del silencioso Medellín de 1927 que encontrara D. Luis Bello. Ese mismo año sabemos que hubo un brote de triquinosis y que, en el verano, la Diputación Provincial aprobaría una “estación telefónica” y la reforma y ampliación del puente sobre el río Guadiana[5].

            En 1928 Ruth Matilda Anderson, por una parte, y el equipo de Fernando Garrorena, por otra, fotografían Medellín; la primera por encargo de la Hispanic Society of America y el segundo para la muestra fotográfica que representaría a Extremadura en la Exposicion Iberoamericana de Sevilla, inaugurada el 9 de mayo de 1929. Esa misma primavera se filmaría el documental “Extremadura, la cuna de América”, que recogerá 46 segundos de imágenes de la villa.

           De los cambios económicos acaecidos en Medellín, en relación con la reseña de 1916, sólo sabemos que son escasos: “Medellín, villa de 497 vecinos y 1576 almas […] comprende varias dehesas con buenas tierras de pasto y labor, que producen trigo, cebada, avena, panizo, centeno, garbanzos […] además tiene 130 fanegas de tierra de primera calidad dedicadas a huertas[6]. A nivel industrial, Medellín contaba en 1916 con cuatro molinos harineros, uno en el río Ortigas -Matarratas[7]- y tres en el Guadiana -la Molineta, del Puente y Maridiaz-, si bien este último estaba “destruido y junto a él se [había] construido una gran fábrica para luz y harina[8] y el molino próximo al puente apenas molía en 1927[9]. En esa misma fecha Medellín tiene una estación de ferrocarril de 2ª clase, donde las máquinas se detienen para coger agua, y tenía ocho empleados fijos[10]. En 1927 sabemos que la villa contaba, además, con dos molinos aceiteros[11], un horno de tejas y una casa de huéspedes -“la Posá”- en la calle del Puente (actual Pedro de Alvarado). En el año 1936 había tres automóviles, que serían requisados por el ejército republicano[12].

            En relación con el aspecto sanitario Medellín había sufrido la sangría de la Gripe Española de 1918 y seguía padeciendo el secular azote del paludismo: “… estas orillas del Guadiana sufren el maleficio del anófeles: calenturas, paludismo, malaria…”[noobstante, Luis Bello asegura que] “Los muchachos que yo he visto en la escuela me han parecido más sanos que los de Don Benito[13].

            Los maestros que desarrollaron su vocacional labor educadora en los años anteriores a la Guerra Civil, todos ellos gratamente recordados por toda una generación de alumnos, fueron: D. Antonio Pulido, D. Sergio García, Dª. Amparo Rey, Dª Margarita y Dª. Cecilia Gómez González que debió sustituir a ésta última en los años próximos a la Guerra Civil. A cargo de la parroquia de Santa Cecilia estuvo en este período D. Adalberto Delgado Aguilar (Navalvillar de Pela, 1885), entre 1923 y 1929; sucediéndole D. José Mª Nieto Corraliza (Orellana la Vieja, 1886)[14]. El primero es autor de la letra – y probablemente de la música- de los himnos dedicados a Medellín y a Hernán Cortés; siendo seminarista había compuesto la letra del himno a la Virgen de Guadalupe (“Augusta Reina de Extremadura”).

            Los efectos de la crisis económica mundial de 1929 acentuaron negativamente la realidad económica y social de pobreza de la población de Medellín, que no era muy diferente de la del resto de la Extremadura rural: desigualdad social originada en la distribución de la posesión de la tierra y precariedad económica de los obreros agrícolas, sometidos a un paro estacional obligado. En el cuadro número 1 presentamos una distribución de la posesión de la tierra de cultivo de secano en Medellín[15], que aún siendo realizada en 1947, confirma todo lo expuesto, por cuanto no se habían producido apenas cambios en este punto.

Extensión Ha

Nº propietarios

Nº fincas

Total Ha

Porcentaje

0-1 Ha

467,00

1577

378,50

9,6

1-10

295,00

538

885,06

22,5

10-50

25,00

87

931,35

23,7

50-100

9,00

10

576,75

14,7

100-250

2,00

7

455,99

11,6

250-500

2,00

1

699,03

17,8

Suma

800,00

2220,00

3926,68

100,00

 Cuadro 1. Distribución de la posesión de la tierra de cultivo de secano en Medellín.

             Grosso modo, el urbanismo de Medellín de 1926 sólo difería del actual en que no había nada construido más al sur o sureste de las actuales calles: Avda. del Guadiana, Mayor y Diputación Provincial. Antes de 1960 se habían construido apenas los inicios de las actuales calles Don Benito, América, Magallanes y algunas casas en la calle Cuadrante. En los años sesenta se construye una nueva barriada que comprenderá desde la citada Cuadrante hasta Gonzalo Sandoval y en 1979 se inician las construcciones en la Barriada del Cuartel, más tarde denominada Quinto Cecilio. En la segunda década del s. XXI, la urbanización Mirador del Castillo, ofertará más de 40 solares, entre la calle Don Benito y Magallanes".

 © GARCÍA MUÑOZ, Tomás. “La villa de Medellín entre 1927 y 2017. Las últimas décadas de una villa milenaria”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXXIII, Nº II, Mayo-Agosto, 2017, pp. 2.065-2.106.


 [1] La destrucción de la práctica totalidad de los archivos parroquiales y municipales, ocurrida durante la Guerra Civil, dejó a la villa sin sus fuentes documentales primarias básicas dificultando la investigación histórica anterior a agosto de 1938. En esa fecha se constituye la Comisión Gestora del Ayuntamiento.

[2] Proclamada la II República, desaparecerá el adjetivo ‘constitucional’ para referirse a los alcaldes.

[3] BELLO, L. Viaje a las Escuelas de España [Extremadura -1927-]. Editora Regional de Extremadura. Badajoz, 2004. L. Op. Cit. p. 136.

[4] Ibídem. pp. 140-141.

[5] DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE BADAJOZ. Boletín Oficial de la Provincia De Badajoz (BOPB) de fechas: 15/7, 13/9, 30/9 y 23/12 de 1927.

[6] RODRÍGUEZ GORDILLO, E. Op. Cit. pp. 769-770.

[7] Este molino pertenecería a Dª. Catalina Pizarro y a su hijo Hernán Cortés. Véase, al respecto MIRA CABALLOS, Esteban (2007): "La Hacienda de Martín Cortés, padre del conquistador de México". Alcántara, 67. pp. 99-112.

[8] RODRÍGUEZ GORDILLO, E. Op. Cit. p. 777.

[9] “…un molino encantado que […] ahora casi no muele sino orujo.” (BELLO, L. Op. Cit. p.139).

[10] RODRÍGUEZ GORDILLO, E. Op. Cit. pp. 771-793.

[11] BOPB de 6 de enero de 1928.

[12] COMISIÓN GESTORA DEL AYUNTAMIENTO DE MEDELLÍN. (CGAM). Acta de la sesión Ordinaria de 17/10/1938. p. 10.

[13] BELLO, L. Op. Cit. pp. 140-141.

[14] Ambos morirían víctimas de la incomprensión humana durante la Guerra Civil, el segundo, fusilado junto a otras dieciocho personas en la orilla del Guadiana, en 1936. (GARCÍA SÁNCHEZ, F. Evocación de la vida de un sacristán en la villa de Medellín. Gráficas S. Trejo, Don Benito, 1962. pp. 103-106)

[15] VV.AA. Plan General de Ordenación Económico-Social de la provincia de Badajoz: Memoria General. Badajoz, 1948, T. III, p. 335).

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